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dijous, 18 de novembre del 2021

¡HAGÁMOSLO!

La única alternativa que existe para la defensa y promoción de la lengua catalana es la independencia de Catalunya. El Estado español es  monolingüe. Es un Estado de raíces castellanas, históricamente imperialista, culturalmente agresivo y por tanto, incapaz de respetar aquello que no sea Castilla.

Existen multitud de leyes, decretos, normas, reglamentos e incluso la propia Constitución que imponen el idioma castellano como hegemónico en todas las instancias, por encima de otras lenguas y culturas que sobreviven -de mala manera- dentro de éste Estado centralista, genéticamente colonialista. Y si todo ello no fuera suficiente, los jueces se encargan de remachar el clavo imponiendo en todo y para todo la obligación abusiva del castellano, reinterpretando las leyes vigentes y los dictámenes de lingüistas y académicos, los cuales se esfuerzan infructuosamente por conseguir el reconocimiento de los derechos de hablantes catalanes, vascos o gallegos, en defensa de sus respectivas lenguas, frente a la castellanización excluyente y arrolladora que sufrimos.

Ante este panorama no resulta extraño la constatación del retroceso del catalán y otros idiomas del Estado en la escuela y en el ámbito público y social a favor del castellano. Puesto qué, ¿cómo queremos que una lengua subsista si tiene en contra la totalidad del aparato de un estado que combate enconadamente todo aquello que no le sea propio, es decir, España -Castilla- y el castellano?. Si no reconocen la existencia de ninguna otra nación peninsular que no sea la castellana, ¿por qué narices deben reconocer la existencia de un idioma minoritario el cual consideran que se habla para fastidiar a los españoles?. Tienen muy claro que el catalán se utiliza ante los castellanos por desconsideración y mala educación, por ganas de diferenciarse y porque odian a los españoles y a España. Además, si el idioma hegemónico en todo el Estado y parte del del mundo es el español y además idioma común para buena parte de la humanidad, ¿qué necesidad existe de entendernos en otras lenguas, escribirlas, hablarlas y leerlas dado que son débiles, insignificantes y despreciables porque no le llegan ni a la suela del zapato al castellano?.

Suelen acusarnos a los catalanes de ser supremacistas, nazionalistas y provincianos. Y lo hacen aquellos que dan lecciones de híper nacionalismo y populismo barato y cutre al resto de la humanidad siendo unos sujetos con un apabullante complejo de inferioridad, camuflado por la soberbia y anacrónica y tronada hidalguía castellana, los cuales cínicamente proclaman la persecución del castellano en Cataluña, justificando así el genocidio étnico que están perpetrando contra la lengua y la cultura catalanas. Sutilmente pretenden culminar la limpieza étnica y cultural que iniciaron hace más de trescientos años a sangre y fuego, que tiene como divisa y guía lo que el fiscal del Consejo de Castilla, el borbónico José Rodrigo y Villalpando firmó en la instrucción secreta del decreto de Nueva Planta de 1716: "Que se consiga el efecto sin que se note el cuidado". Ahora ya sin ningún tipo de vergüenza ni secretismo quieren culminar la colonización de Catalunya, aunque se note el cuidado.

Pero los catalanes no lo vamos a permitir porque una nación deja de serlo cuando renuncia a su identidad. Y la lengua catalana es la más valiosa aportación que ha hecho el pueblo catalán a la Cultura Universal. Al mismo nivel e importancia que el resto de lenguas y culturas del Mundo. Cultura Universal, por cierto, mucho más grande e importante que la castellana, que es prepotente y única.

Pongamos remedio a esta agresión interminable hablando, leyendo, estudiando y viviendo en catalán. Y esto sólo lo conseguiremos si detrás tenemos un estado propio que nos cobije y proteja. 

¡Hagámoslo pues!.