Está pasando aquello que tenía que pasar. El Estado español se encamina decididamente hacia el precipicio. Sin dudarlo, sin ninguna vacilación se acerca al abismo del autoritarismo, aunque rememorando gozosamente los viejos tiempos franquistas, que siempre han estado presentes en el imaginario colectivo de la mayoría de españoles, de la misma manera que lo están la reconquista, el alzamiento nacional o la dictadura de Franco.
El adelanto de las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid han dado unos resultados que no por esperados acaban siendo menos preocupantes. Una abrumadora victoria de la derecha más extrema y corrupta de Europa, agarrada de la mano de la extrema derecha franquista -esto es, fascista-, de VOX, ha pulverizado las escasas esperanzas que los demócratas españoles de derechas, de centro y de izquierdas, habían albergado -ilusoriamente- para ahuyentar a la trumpista Ayuso de la presidencia de la comunidad. No hay que darle más vueltas. El partido Popular ha ganado avasalladoramente la contienda y sumando los escaños de VOX llegan hasta 78, nueve escaños por encima de la mayoría absoluta. Los socialistas pierden 13 y se ven sobrepasados por Más Madrid, la escisión de PODEMOS, los cuales a pesar de que ganan tres ha provocado la dimisión del ex-vicepresidente del gobierno de coalición más progresista de la historia de España, Pablo Iglesias, de todos los cargos que ostenta porque no ha satisfecho las expectativas creadas por él mismo. Y en cuanto a Ciudadanos, ¡si te he visto no me acuerdo!. ¡Han perdido los 26 diputados que tenían!. ¡Han desaparecido!. Ayuso ya lo advirtió: "Madrid es de todos. Madrid es España dentro de España. ¿Qué es Madrid si no España?. Tratar Madrid como el resto de Comunidades es muy injusto....". Es decir, la madrileña Ayuso, la populista discípulo aventajada de Trump, se ha apropiado de España. Y quien no esté de acuerdo, ha bebido aceite.....
Ahora ya sabemos que si estás separado o divorciado puedes pasear felizmente por Madrid donde no hay pandemia y tomar unas cañas a media noche con tranquilidad en un bar de moda atestado de clientes, sin peligro de tropezar de bruces con tu ex-pareja. También sabemos que Madrid es libertad y el resto somos pardillos enjaulados y sumisos dispuestos a reír las gracias de una bocazas cualquiera...
Pero también nos estamos dando cuenta que para Madrid -¡Madrit!- España no es nada. No existe. Madrid es una especie de estado-nación depredador que destila prepotencia, autoritarismo y supremacismo por los cuatro costados. También tenemos el convencimiento que entre la derecha extrema y la izquierda españolas -tanto monta monta tanto....- no hay diferencias sustanciales en cuanto a proyecto de país ni hoja de ruta alternativo al marcado por su insoslayable destino original: ¡el agujero franquista del que nunca podrán salir!.
Todos los medios cavernarios y no cavernarios de información, todas las TV, todos los periodistas a sueldo de sus amos -la banca, el IBEX 35- se han encargado de hacernos saber que la votación de Madrid marcará un antes y un después en la historia democrática de todo el estado. Por lo tanto, si Madrid es un remolino que se traga todo, acabará desmenuzando y tragándose el resto del estado. De hecho, ya hace años que está arrasando todo lo que le rodea, tragando bienes, personas, empresas, dinero y fortaleciéndose a costa de los demás mientras aniquila el suelo patrio a su alrededor. España acabará en manos de la derecha extrema, gobernada por el populismo trumpista -precisamente ahora que USA lo ha expulsado- siguiendo los pasos del franquismo imperecedero y condenando a los españoles a vivir dentro de una jaula de oro. Por cierto, oro tan falso como los barrotes de hierro fundido de cualquier mazmorra de los siglo XIX o XX.
Entretanto los catalanes vamos mendigando mesas de diálogo, amnistías que son tildadas de inconstitucionales y referéndums de autodeterminación inaceptables para todo buen español, a unas instituciones que no cesan de incrementar la represión judicial, fiscal y policial sobre los catalanes, así como manteniendo el estrangulamiento económico, el expolio financiero y la persecución político-administrativa indiscriminada a que someten a la Generalitat y a los catalanes, al tiempo que se cargan la libertad, la justicia y la democracia de todos, en nombre de la sagrada unidad de la patria castellana una, grande y libre.....
La única solución es la independencia. No alcanzarla significa que los catalanes o somos pardillos o somos idiotas. Sobre todo, algunos de nuestros políticos.....
