La expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre un buen día del año 2012 sentenció que "la nación española tiene más de 3000 años de historia". Nueve años después la actual presidenta de la comunidad remacha el clavo y nos anuncia que "Madrid es España dentro de España". Es decir, Madrid tiene tres milenios de historia acumulada, tanto o más que las pirámides de Egipto. Además no es que sea parte de España, no..... ¡Es España!.
¿Qué hace que algunos madrileños de nacimiento o adopción tengan a su comunidad en tan alta consideración?. ¿Y porque consideran que la ciudad de Madrid es el ombligo del mundo?. El hecho de ser la capital de un estado que se tambalea a la mínima sacudida, que posee decimonónicas ínfulas de gran potencia imperial, ¿ello tiene que ver con esta desatada soberbia chulesca que muestran estos madrileños desinhibidos y prepotentes?.
La respuesta a estas cuestiones la encontraremos, creo, repasando la historia no escrita ni reconocida de aquello que algunos consideran rompeolas de España..... ¡Madrid!.
¡Veamos! Existe un Madrid repleto de ciudadanos normales de orígenes diversos que viven la vida como cualesquiera otros ciudadanos del mundo. Nacen, crecen, estudian, trabajan, se casan, tienen hijos, maduran, envejecen y como todo el mundo, al final mueren. Pero también existe un Madrit rebosante de altos ejecutivos de grandes empresas, altos y medios funcionarios y burócratas, políticos, policías, oficiales del ejército y juristas de todo tipo que siempre han estado, están y siempre estarán allá. Ni se han muerto antes ni se morirán jamás. Creen hallarse por encima del resto de ciudadanos, sean o no madrileños, los cuales sufren en sus carnes el peso y menosprecio de esta corte avasalladora. Podríamos calificarles como los poderes fácticos nacional-madrileñistas del reino. Además de inmunes a la muerte se creen impunes ante cualquier culpa o exceso que cometan. Consideran que no merecen ni reproches ni castigos por las acciones que emprenden, sean malas o equivocadas y perjudiquen más o menos a los otros. Son aquellos que han nacido para medrar, sacar provecho y gozar de aquello de lo que se creen propietarios: las instituciones y el reino entero. En definitiva, el estado español y los ciudadanos que lo integran son suyos y hacen lo que quieren con ellos.
¡Son los poderosos propietarios del estado!. Esto define el Madrit histórico. Creció chupando energía, recursos y sangre de otros territorios y pueblos. Como un agujero negro que se traga todo lo que cae a su alcance ha ido engullendo capital y empresas, personas y territorios, infraestructuras e inversiones, fortaleciendo la costra dirigente de políticos y funcionarios que hunden sus estirpes familiares al servicio del estado desde los tiempos de la restauración de Cánovas y Sagasta y más allá. Si existe una obra de arte que quieren poseer y disfrutar la destinan a museos de Madrid. Si debe construirse en corredor Mediterráneo tiene que pasar por Madrid. ¡De Madrid al cielo, proclaman los hidalgos!. Las ejecuciones de los presupuestos del estado siempre se cumplen en más del 100% respecto a Madrid. En cambio siempre quedan cortas y se incumplen sistemáticamente, por ejemplo, en el caso de Catalunya. Si una empresa quiere crecer y hacer negocios debe domiciliarse en Madrid, leer el BOE y pisar el palco del Bernabeu. Si una compañía aeronáutica quiere implementar un vuelo transcontinental debe pasar por Madrid, no puede tener origen o destino directo desde el Prat ya que Barajas posee el monopolio de vuelos transoceánicos. Si quieren condenar una pelea de bar como terrorismo o el ejercicio del derecho de autodeterminación como rebelión y sedición ha de juzgarse en un tribunal de Madrid, ya sea el antiguo TOP o el Tribunal Supremo, no fuera el caso que los correspondientes jueces de "provincias" auténticamente independientes sentenciaran inocencia puesto que convocar y hacer un referéndum está despenalizado y una pelea de bar jamás puede calificarse como terrorismo por más que una de las partes implicadas sean guardias civiles fuera de servicio. Si un parlamento aprueba una ley, o una declaración política, o vota una resolución que disgusta a Madrit, o elige a un parlamentario como presidente que no gusta, siempre queda el Tribunal Constitucional para deshacer entuertos y salvaguardar los sagrados intereses y privilegios de los dueños del estado.
En Madrid disponen de las cloacas del estado rebosantes de ratas que se esfuerzan por servir a sus amos y señores. ¡No se andan con chiquitas!. Utilizan la policía patriótica, la Guardia Civil pretoriana, la fiscalía afinadora, el tribunal Supremo inquisitorial y vengativo, la Audiencia Nacional represora, el tribunal de Cuentas como claro ejemplo de nepotismo desvergonzado, los medios de comunicación públicos y privados afines al régimen y los periodistas cavernarios fieles y sumisos a sus amos. Y por encima de todos se halla la Corona, la guinda del pastel.
La corona es la cúspide y símbolo de este Madrid inmemorial. Un dictador la instauró y un amedrentado estado lo acató. El mismo estado que a pesar de las corrupciones, los despilfarros, los abusos, los escándalos y los supuestos delitos que le rodean, la sostiene y apuntala. Por cierto, un estado carcomido desde los cimientos hasta el tejado.
"Madrid es España dentro de España". "La nación española tiene más de 3000 años de historia". ¡La nación española no existe!. Hay un Madrit nacionalista de raíces castellanas y nada más. Todo lo que le rodea está vacío y aniquilado. Su hiper-nacionalismo estatal egocéntrico y centralista preside todas sus acciones y decisiones. Pero... ¡ailás!. Tiene los pies de barro, el corazón podrido y la mente obnubilada. Si los ciudadanos españoles no lo remedian, esta nación llamada Madrit les arrastrará dentro del agujero negro que ha generado después de 3000 años de historia acumulada. Aunque los españoles no parecen muy dispuestos para acometer esta tarea.....
Ante este penoso panorama ¿hay alguien que no pueda entender porqué Cataluña y los catalanes queremos la independencia?. Pues porque no queremos hundirnos en el infierno de Madrit.