Es una auténtica obscenidad que los nacionalistas españoles se rían estentóreamente y se froten las manos con fruición por la violencia desatada el 1 de octubre a última hora, ante el Parlament de Catalunya y la comisaría de la policía nacional en la Via Layetana. Hace un montón de años que nos provocan y fomentan enfrentamientos y cuando lo consiguen se rasgan las vestiduras teatralmente. Las provocaciones contra los independentistas han abundado durante estos últimos años en los que se han sucedido manifestaciones multitudinarias y absolutamente pacíficas. Por contra, la presencia de fascistas los 12 de Octubre, dia de la Hispanidad y de la Raza, o las manifestaciones de extrema derecha patrocinadas y promovidas por C's, PP, VOX, SCC y Falange, así como las razzias protagonizadas por los comandos Arrimadas contra los lazos amarillos, son la prueba evidente de la violenta agresividad desplegada por los unionistas. La última vez ha sido el pasado 29 de septiembre. Corrió a cargo de los policías y la guardia civil españoles cobijados dentro del sindicado extremista JUSAPOL, bajo control y patrocinio de C's, los cuales se manifestaron para celebrar una especie de homenaje y glorificación a las fuerzas coloniales de represión que actuaron tan brutalmente la jornada del referéndum. Es decir, un auténtico escarnio contra los miles de votantes aporreados por ellos un año antes. Los mismos que se dedicaron a robar urnas y papeletas y que zurraron a miles de demócratas, quisieron demostrar quien manda y goza de total impunidad en Catalunya: ellos y solo ellos y no la ciudadanía pacífica e indefensa. Todo ello en nombre de la sagrada unidad de la patria y bajo la bendición y mandato real. Unos millares de provocadores venidos de todo el Estado decidieron que el mejor lugar para explayar su visceral odio era Barcelona y se propusieron ocupar la plaza de Sant Jaume, donde se hallan el Palacio de la Generalitat y el ayuntamiento de Barcelona. La provocación fue manifiesta, desvergonzada y ofensiva. Solo la determinación de miles de defensores de la democracia impidió que se celebrase tan grande despropósito, a pesar que los mossos les reprimieron duramente bajo la excusa de proteger y defender el derecho de manifestación de los cínicos e indignos policías y guardia civiles en su exhibición de indisimulado fascismo militante. Pienso esto puesto que no acabo de entender que la policía española haga manifestaciones claramente generadoras de enfrentamientos si no es que quieren provocar violencia, como suele hacer habitualmente el fascismo.
Todos estos hóstiles desafíos constitucionalistas -¡hispano-nacionalistas!- han desatado la exasperación colectiva de la mayoría de catalanes, la cual ha estallado el pasado 1 de octubre. Según la guardia urbana casi doscientas mil personas solo en Barcelona, y muchas decenas de miles más en el resto de Catalunya celebraron manifestaciones y acciones multitudinarias con marchas pacíficas pero a la vez contundentes e inequívocas. Una vez concluidas un grupo muy reducido decidió continuar por su cuenta ante la comisaría y el Parlament. Hubo carreras, algunos porrazos y una enganchada de carteles en la puerta del legislativo con la leyenda "República en construcció". Los hechos fueron reprimidos desproporcionadamente por los antidisturbios. No me extrañaria nada, pero, que entre los manifestantes descontrolados hubieran más infiltrados españolistas que no independentistas. Con todo, esto resulta irrelevante, aunque resulta muy extraño que después de la provocación de JUSAPOL, brotan como setas decenas de violentos dispuestos a denigrar y cargarse la reputación de pacifismo activo que hemos venido practicando los independentistas año tras año sin causar ningún tipo de disturbios.
Estos hechos han sido aprovechados por C's y PP para proclamar gozosamente que la violencia preside las manifestaciones independentistas y que la división de la sociedad catalana se acentúa, según marca el guión preestablecido por los nacionalistas-unionistas-constitucionalistas-españolistas, tan abundantes en este malhalado Estado. Así pués Alberto Rivera exige una vez más la aplicación del recurrente artículo 155 corregido y aumentado, suspender la autonomía, la disolución de los mossos d'esquadra, la intervención de la escuela, televisión y radio públicas catalanes, que se protejan los derechos de los unionistas hispano-catalanes -no de los catalanes en general, independentistas incluidos-, que se detenga el supuesto golpe de estado desatado contra España -no el autèntico impuesto a través del artículo 155 contra Catalunya- y mil castigos más para los diabólicos y violentos independentistas. Por su parte Pablo Casado también pide la recentralización de las competencias penitenciarias -para evitar el inexistente trato de favor dispensado a los secuestrados políticos catalanes-, la aplicación perpètua del 155, exige la ilegalización de ERC, PDCat y las CUP, no quiere negociar con la Generalitat con las pistolas humeantes encima de la mesa -como no sean las pistolas españolas, ya me explicaran....- y tomar el control de Catalunya puesto que "al Estado allá no le defiende nadie". Recordemos que el PP solo dispone de cuatro diputados en el Parlament, aunque el franquismo siemprevivo controla todas las instituciones del Estado..... Como se puede comprobar los partidos políticos de raíz franquista, en plena competición entre ellos para demostrar quién es más anticatalán y que se autoproclaman defensores de la Constitución y del estado de derecho, no se andan con remilgos y proponen abiertamente descabezar los anhelos de independencia y libertad, justicia y democracia de los catalanes, sin manías y si hiciera falta empleando la fuerza bruta, de forma traumática y/o violenta.....
Por otra parte la pusilanimidad mostrada por algunos de los actuales líderes independentistas, aunque sean circunstanciales como consecuencia de los políticos secuestrados y exiliados por España, no ayuda nada a que la ciudadanía soberanista pueda mantener la calma y fé necesarias en estos convulsos tiempos que corren, ya que con sus (in)decisiones hacia la (no) política republicana que vienen desarrollando -lo hacen sólo de forma puramente retórica-, despiertan un enorme e indignado desconcierto y desconfianza entre las filas independentistas con los actuales líderes políticos catalanes. No se puede pedir que los CDR aprieten y después, cuando lo hacen, enviar los antidisturbios a reprimirlos. No puede decirse que si antes de noviembre no hay una propuesta del Gobierno de España sobre el derecho de autodeterminación, se dejará de apoyar a Pedro Sánchez y después desdecirse del plazo fijado en sede parlamentaria. No se puede decir que no se obedece el mandato de Llarena y después aceptar sumisamente sus arbitrarias imposiciones y suspender los derechos y sueldos parlamentarios a los diputados encarcelados o exiliados..... No pueden decir que el mandato republicano proviene del 1 de octubre y volver hacia atrás al "pájaro en mano" aceptando negociar migajas financieras, retirada de recursos de anticonstitucionalidad, un nuevo estatuto de autonomía o pedir clemencia para los prisioneros y exiliados políticos amenazados con penas de treinta años de prisión por unos delitos que jamás cometieron. ¡Se ha de exigir la libertad y la restitución de todos los derechos políticos de los encarcelados!. ¡Se ha de cumplir el mandato del 1 de octubre!. ¡Se han de recuperar las leyes sociales recurridas por el Gobierno ante su TC sin esperar la aquiescencia de Madrit!. ERC no quiere tomar decisiones que pongan en peligro la acción de su partido y la libertad de los líderes actuales. ¡Prefieren plegarse ante la voluntad y mandato del Estado!. El PDCat no sabe si ir al lado de Carles Puigdemont o desembarazarse de él e ir hacia otro lado. Ambas formaciones no saben si tienen que continuar hacia delante decididamente o detenerse en busca de nuevas e imposibles complicidades. ¡Se ha de recuperar la dignidad y el respeto de las malditas instituciones españolas!. Las expectativas electorales, empero, condicionan miserablemente el comportamiento de los nuevos y viejos republicanos, los cuales devienen republicanos de tres al cuarto.....
¡Existen tantas cosas que se pueden hacer o no hacer y decir o no decir sin que provoquen consecuencias indeseables!.
Si sumamos las provocaciones y la violencia latente o presente entre los nacional-unionistas españoles y las tibiezas y miedos de los líderes independentistas de ahora se adivina porque la actual situación de la política catalana puede devenir explosiva. Todo parece apuntar que a España le interesa que haya enfrentamientos y violencia para justificar la represión sin límites que están dispuestos a utilizar. Tenemos las evidencias del 1 de octubre. Algunos políticos catalanes se hallan abrumados y aturdidos y no saben qué hacer ni hacia dónde ir para hacer realidad el sueño de la independencia, cada día más mayoritario, irreprimible y transversal en Catalunya. Hecho que para ellos -para los políticos- se ha convertido en una verdadera pesadilla. Y la prensa españolista madrileña atiza los enfrentamientos y fomenta la violencia manipulando informaciones o difundiendo directamente mentiras y falsedades, en defensa de la sagrada unidad de la patria, "una, grande y libre". Todo un cocktail a punto de ebullición y de provocar el estallido de la olla a presión.....
Por todo ello, bueno sería que ERC -Pere Aragonès, Joan Tardà y Roger Torrent- y PDCat -David Bonvehí, Miriam Nogueras i Joaquim Torra- asuman la parte alícuota de la culpa que tienen y se enteren que si no rectifican, no empiezan la desobediencia y no impulsan el movimiento independentista y republicano de acuerdo con el mandato obtenido el 21D, más allá de sus intereses partidistas, la gente les pasará por encima. ¡Y entonces los lirios se tornarán lanzas definitivamente!. ¿O es que no se han enterado que los independentistas si sabemos qué queremos, cómo lo queremos conseguir y cuando lo conseguiremos?. ¿Es que no se acuerdan que el llamado proceso independentista, como las calles, siempre serán nuestros?. ¿No saben que la gente independentista es capaz de movilizar a millones de ciudadanos en defensa de la independencia y la república?. ¿No se percatan que queremos la unidad de todas las formaciones políticas, sociales y ciudadanas catalanas -¡esto es la Generalidad!- para conseguir la libertad y plena soberanía dejando para después las disputas partidistas?.
Las preguntas que podemos continuar haciendo son: ¿Quieren todos ellos que la ciudadanía acabe por hacer una auténtica revolución la cual, necesariamente, sería mucho menos pacífica y mucho más clásica como la que hasta ahora hemos hecho?. ¿No sería mejor que todo se resolviera convocando un referéndum de autodeterminación vinculante -acordado o no con el Estado español-, con la mediación y control de la comunidad internacional?.
¿No resulta mejor utilizar urnas y papeletas que no pistolas, cañones y tanques....?.
Todos estos hóstiles desafíos constitucionalistas -¡hispano-nacionalistas!- han desatado la exasperación colectiva de la mayoría de catalanes, la cual ha estallado el pasado 1 de octubre. Según la guardia urbana casi doscientas mil personas solo en Barcelona, y muchas decenas de miles más en el resto de Catalunya celebraron manifestaciones y acciones multitudinarias con marchas pacíficas pero a la vez contundentes e inequívocas. Una vez concluidas un grupo muy reducido decidió continuar por su cuenta ante la comisaría y el Parlament. Hubo carreras, algunos porrazos y una enganchada de carteles en la puerta del legislativo con la leyenda "República en construcció". Los hechos fueron reprimidos desproporcionadamente por los antidisturbios. No me extrañaria nada, pero, que entre los manifestantes descontrolados hubieran más infiltrados españolistas que no independentistas. Con todo, esto resulta irrelevante, aunque resulta muy extraño que después de la provocación de JUSAPOL, brotan como setas decenas de violentos dispuestos a denigrar y cargarse la reputación de pacifismo activo que hemos venido practicando los independentistas año tras año sin causar ningún tipo de disturbios.
Estos hechos han sido aprovechados por C's y PP para proclamar gozosamente que la violencia preside las manifestaciones independentistas y que la división de la sociedad catalana se acentúa, según marca el guión preestablecido por los nacionalistas-unionistas-constitucionalistas-españolistas, tan abundantes en este malhalado Estado. Así pués Alberto Rivera exige una vez más la aplicación del recurrente artículo 155 corregido y aumentado, suspender la autonomía, la disolución de los mossos d'esquadra, la intervención de la escuela, televisión y radio públicas catalanes, que se protejan los derechos de los unionistas hispano-catalanes -no de los catalanes en general, independentistas incluidos-, que se detenga el supuesto golpe de estado desatado contra España -no el autèntico impuesto a través del artículo 155 contra Catalunya- y mil castigos más para los diabólicos y violentos independentistas. Por su parte Pablo Casado también pide la recentralización de las competencias penitenciarias -para evitar el inexistente trato de favor dispensado a los secuestrados políticos catalanes-, la aplicación perpètua del 155, exige la ilegalización de ERC, PDCat y las CUP, no quiere negociar con la Generalitat con las pistolas humeantes encima de la mesa -como no sean las pistolas españolas, ya me explicaran....- y tomar el control de Catalunya puesto que "al Estado allá no le defiende nadie". Recordemos que el PP solo dispone de cuatro diputados en el Parlament, aunque el franquismo siemprevivo controla todas las instituciones del Estado..... Como se puede comprobar los partidos políticos de raíz franquista, en plena competición entre ellos para demostrar quién es más anticatalán y que se autoproclaman defensores de la Constitución y del estado de derecho, no se andan con remilgos y proponen abiertamente descabezar los anhelos de independencia y libertad, justicia y democracia de los catalanes, sin manías y si hiciera falta empleando la fuerza bruta, de forma traumática y/o violenta.....
Por otra parte la pusilanimidad mostrada por algunos de los actuales líderes independentistas, aunque sean circunstanciales como consecuencia de los políticos secuestrados y exiliados por España, no ayuda nada a que la ciudadanía soberanista pueda mantener la calma y fé necesarias en estos convulsos tiempos que corren, ya que con sus (in)decisiones hacia la (no) política republicana que vienen desarrollando -lo hacen sólo de forma puramente retórica-, despiertan un enorme e indignado desconcierto y desconfianza entre las filas independentistas con los actuales líderes políticos catalanes. No se puede pedir que los CDR aprieten y después, cuando lo hacen, enviar los antidisturbios a reprimirlos. No puede decirse que si antes de noviembre no hay una propuesta del Gobierno de España sobre el derecho de autodeterminación, se dejará de apoyar a Pedro Sánchez y después desdecirse del plazo fijado en sede parlamentaria. No se puede decir que no se obedece el mandato de Llarena y después aceptar sumisamente sus arbitrarias imposiciones y suspender los derechos y sueldos parlamentarios a los diputados encarcelados o exiliados..... No pueden decir que el mandato republicano proviene del 1 de octubre y volver hacia atrás al "pájaro en mano" aceptando negociar migajas financieras, retirada de recursos de anticonstitucionalidad, un nuevo estatuto de autonomía o pedir clemencia para los prisioneros y exiliados políticos amenazados con penas de treinta años de prisión por unos delitos que jamás cometieron. ¡Se ha de exigir la libertad y la restitución de todos los derechos políticos de los encarcelados!. ¡Se ha de cumplir el mandato del 1 de octubre!. ¡Se han de recuperar las leyes sociales recurridas por el Gobierno ante su TC sin esperar la aquiescencia de Madrit!. ERC no quiere tomar decisiones que pongan en peligro la acción de su partido y la libertad de los líderes actuales. ¡Prefieren plegarse ante la voluntad y mandato del Estado!. El PDCat no sabe si ir al lado de Carles Puigdemont o desembarazarse de él e ir hacia otro lado. Ambas formaciones no saben si tienen que continuar hacia delante decididamente o detenerse en busca de nuevas e imposibles complicidades. ¡Se ha de recuperar la dignidad y el respeto de las malditas instituciones españolas!. Las expectativas electorales, empero, condicionan miserablemente el comportamiento de los nuevos y viejos republicanos, los cuales devienen republicanos de tres al cuarto.....
¡Existen tantas cosas que se pueden hacer o no hacer y decir o no decir sin que provoquen consecuencias indeseables!.
Si sumamos las provocaciones y la violencia latente o presente entre los nacional-unionistas españoles y las tibiezas y miedos de los líderes independentistas de ahora se adivina porque la actual situación de la política catalana puede devenir explosiva. Todo parece apuntar que a España le interesa que haya enfrentamientos y violencia para justificar la represión sin límites que están dispuestos a utilizar. Tenemos las evidencias del 1 de octubre. Algunos políticos catalanes se hallan abrumados y aturdidos y no saben qué hacer ni hacia dónde ir para hacer realidad el sueño de la independencia, cada día más mayoritario, irreprimible y transversal en Catalunya. Hecho que para ellos -para los políticos- se ha convertido en una verdadera pesadilla. Y la prensa españolista madrileña atiza los enfrentamientos y fomenta la violencia manipulando informaciones o difundiendo directamente mentiras y falsedades, en defensa de la sagrada unidad de la patria, "una, grande y libre". Todo un cocktail a punto de ebullición y de provocar el estallido de la olla a presión.....
Por todo ello, bueno sería que ERC -Pere Aragonès, Joan Tardà y Roger Torrent- y PDCat -David Bonvehí, Miriam Nogueras i Joaquim Torra- asuman la parte alícuota de la culpa que tienen y se enteren que si no rectifican, no empiezan la desobediencia y no impulsan el movimiento independentista y republicano de acuerdo con el mandato obtenido el 21D, más allá de sus intereses partidistas, la gente les pasará por encima. ¡Y entonces los lirios se tornarán lanzas definitivamente!. ¿O es que no se han enterado que los independentistas si sabemos qué queremos, cómo lo queremos conseguir y cuando lo conseguiremos?. ¿Es que no se acuerdan que el llamado proceso independentista, como las calles, siempre serán nuestros?. ¿No saben que la gente independentista es capaz de movilizar a millones de ciudadanos en defensa de la independencia y la república?. ¿No se percatan que queremos la unidad de todas las formaciones políticas, sociales y ciudadanas catalanas -¡esto es la Generalidad!- para conseguir la libertad y plena soberanía dejando para después las disputas partidistas?.
Las preguntas que podemos continuar haciendo son: ¿Quieren todos ellos que la ciudadanía acabe por hacer una auténtica revolución la cual, necesariamente, sería mucho menos pacífica y mucho más clásica como la que hasta ahora hemos hecho?. ¿No sería mejor que todo se resolviera convocando un referéndum de autodeterminación vinculante -acordado o no con el Estado español-, con la mediación y control de la comunidad internacional?.
¿No resulta mejor utilizar urnas y papeletas que no pistolas, cañones y tanques....?.