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dimarts, 18 de juliol del 2017

DOS FRASES HECHAS CASTELLANAS QUE EXPLICAN MUCHAS COSAS.....

Las dos máquinas se han puesto en marcha. Una contra otra. La catalana arrastrando un sinfín de vagones repletos de millones de ilusionados ciudadanos, con destino final en la independencia. La otra, la española, con el único objetivo de impedir el paso del convoy catalán. Dispuesta a morir matando, si fuera necesario.....

Soy consciente que la utilización de esta imagen, cargada de pesimismo y violencia, no gustará a nadie. A mi no me gusta, pero es lo que hay. Además, cuando se trata de Castilla -España- es conveniente tener muy presente la historia que la precede puesto que en caso contrario corremos el riesgo de no entender el porqué de sus viscerales reacciones. Para mi hay dos frases que definen el carácter de la España actual -que es la Castilla de siempre- de una manera inequívoca.

La primera que me ha venido a la cabeza es la atribuida a Bertrand Du Guesclin, caballero de origen francés al servicio de Enrique de Trastámara. Enrique estaba enfrentado a muerte contra su hermano el rey Pedro I de Castilla, conocido como El Cruel. Durante el duelo final, Pedro, que iba ganando la lucha se disponía a matar a su hermano cuando Du Guesclin se entrometió en la disputa a favor de Enrique sujetando la pierna de Pedro I, hecho que permitió a Enrique matar al rey. El caballero francés se justificó diciendo: Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor". Corría el mes de marzo de 1369 y la casa de Trastámara se apoderó del trono castellano.....

España ha hecho suya esta frase como un mandato de inspiración divina, de obligado cumplimiento..... Para salvar a su rey, o la constitución, o su ley, o la unidad de la patria, o los privilegios de los poderosos, está permitido hacer cualquier cosa. Tanto da si la ley es justa o no, o si la constitución es incluyente o excluyente, si defiende la libertad o la restringe, o si los intereses de los hidalgos son buenos y justos o malos e injustos. No importa nada si la ley fundamental es flexible, interpretable o pétrea. Incluso no merece la pena cumplir las leyes, normas, reglamentos, tratados internacionales, constituciones propias o ajenas o apelar a la verdadera y única JUSTICIA -en mayúsculas-, si el rey -es decir, España- se halla amenazado, según su propia interpretación subjetiva de aquello que consideran como una amenaza o un desafío. El ejemplo actual más sintomático lo hallamos en la utilización de la guerra sucia que hacen las ratas que viven y trabajan en las cloacas del estado, las cuales tienen como misión primordial hacer todo tipo de trampas y maniobras ilegítimas para desprestigiar políticos e instituciones soberanistas. Fabrican pruebas falsas, investigan al margen del control judicial, espían y graban cualquier conversación que pueda resultar útil y manipulable para su causa, hacen chantaje a presuntos colaboradores y confidentes para adulterar pruebas y testimonios y finalmente filtran y esparcen toda la mierda que han fabricado a la prensa afín -la caverna- y a periodistas sin conciencia dispuestos a prescindir de principios y ética profesional, en el nombre de la sagrada unidad de la patria, para publicar noticias y editoriales llenos de adoctrinamiento, mentiras y falsedades, exagerando informaciones y haciendo titulares pretenciosos y manipulados que solo dan opiniones sesgadas y calumniosas. Todo  ello para aniquilar a personas inocentes, partidos políticos e instituciones públicas o privadas por el mero hecho de ser favorables a la plena soberanía de Catalunya. Lo hacen sin ningún tipo de escrúpulos, sin miramientos o mínimos remordimientos. Sin tener en cuenta que causan un daño casi irreparable a esas instituciones, personas y familias honradas y honorables, solo por defender ideas y principios contrarios a los suyos y de aquello que consideran como un desafío a la unidad de España. Lo más grave, empero, es que estas ratas reciben el soporte financiero y el cobijo legal -de todas las ilegalidades que cometen-, de las más altas personalidades que a día de hoy gobiernan en este Estado. El ministro del Interior y sus policías patrióticos; de Defensa, que amenaza con la utilización de tropas y tanques; de Justicia y el brazo armado y ejecutor de su fiscalía general; la vicepresidenta del gobierno con sus fieles espías y la brigada Aranzadi que entran a degüello. Por no mencionar el deslegitimado Tribunal Constitucional, totalmente desprestigiado a ojos de la mayoría de catalanes debido a su sectarismo y parcialidad manifiestas. Por encima de todos ellos, pero, el presidente del gobierno Mariano Rajoy Brey, en la cúpula de mando de todas las ratas de cloaca y máximo responsable de los logros que consiguen todos ellos tan deshonestamente. Incluso esta camarilla de antidemócratas reciben las bendiciones y respaldo incondicional de los populares, de los socialistas y de los lerrouxistas de Ciudadanos, partidos que se vanaglorian de ser democráticos de piedra labrada. ¡No les importa nada ni nadie!. Ni la separación de poderes, ni los principios democráticos, ni la presunción de inocencia, ni impartir injusticia como a menudo suele hacer, ni dar información verídica y contrastada..... ¡Nada de nada!. Las ratas de cloaca españolas -incluyendo los dueños de estas cloacas- no quitan ni ponen rey, pero ayudan a su señor. Con alevosía, a traición, ocultos entre las sombras, con violencia y sin remordimientos. ¡A sangre fría!. Sencillamente, ayudan a mantener una ficción denominada "unidad de la patria"..... ¡En el nombre de la España inmemorial!.

La otra frase que guía y conforma el comportamiento del nacional-catolicismo imperante aún hoy en el Estado español es aquella que dice:"Que se consiga el efecto, sin que se note el cuidado". La frase es literal y está extraída de la Instrucción Secreta que el fiscal del Consejo de Castilla José Rodrigo y Villalpando transmitió a los corregidores impuestos al Principado de Catalunya el 29 de enero de 1716. Dos años después del asedio y sometimiento por las armas de Barcelona y del baño de sangre que la Guerra de Sucesión había esparcido por toda la Corona de Aragón y contra Catalunya en particular. Castilla quería imponer su lengua en el Principado, entre otras imposiciones no menos onerosas, por lo cual utilizó una nueva clase de arma incruenta que hoy en día usa con la máxima profusión y ahínco, aunque se note el cuidado y no se consiga el efecto deseado: la fiscalía general y los jueces castellanos.

Sus obsesiones están dirigidas no tan solo a la imposición del castellano como lengua hegemónica y única en todo el estado, sino que actualmente también pretenden aniquilar el catalán como lengua normal y propia de Catalunya, País Valenciano, Islas Baleares y la franja limítrofe entre Aragón y Catalunya -la Franja-. Territorio que hoy en día cobija a once millones de almas. Los jueces del Tribunal Supremo pugnan por reinterpretar una ley catalana plenamente vigente imponiendo la interpretación que si un alumno -los padres- piden recibir las clases en castellano, toda el aula tiene la obligación de recibir la enseñanza en la lengua de Cervantes. De forma que el derecho de un alumno castellano prevalece por encima del derecho de los veintinueve alumnos restantes de la clase o por encima del proyecto educativo autónomo de cada escuela, aprobado por los padres de todos los alumnos, excepto por aquellos que no aceptan por razones puramente políticas el catalán como lengua vehicular, ¡en la escuela catalana!. También dictan sentencias para que no se tenga que ofrecer un 50% de películas dobladas en catalán como recoge la ley catalana, porque con un 25% ya vale. O contra la ley de comercio, impugnada por exigir que los establecimientos comerciales tengan que rotularse al menos en catalán, además de la lengua que cada empresario quiera..... Los ejemplos de arbitrariedad de la justicia castellana no tienen límites ni freno. Lo mismo podemos decir sobre la utilización del catalán en la propia justicia, en la administración del Estado, o en las televisiones públicas o privadas. En España cualquier idioma que no sea el castellano es un estorbo. Pero el catalán, además, es un ultraje. Para la mayoría de populares y de ciudadanos exigir el bilingüismo en la escuela, en el cine o en el comercio quiere decir que solo debe exigirse a los catalanoparlantes, no a los castellanos. En Catalunya se puede vivir exclusivamente solo hablando castellano pero jamas solo en catalán..... Si un político efectúa alguna declaración en catalán a continuación se le pide la versión en castellano, nunca al revés. Si alguien quiere ver una película en catalán no puede, porque los distribuidores dicen que doblar es muy caro -¡aunque lo subvencione la Generalitat!- y porque debe resultar más barato hacerlo en castellano. Si un abogado quiere tener la seguridad de no ganar un juicio, que solicite hacerlo en catalán porque las traducciones, los intérpretes necesarios y las malas caras de jueces y fiscales -que no quieren aprender el idioma propio de allí donde han de impartir justicia-, hará imposible recibir esta justicia con la misma naturalidad que si se hace en castellano. No deseo extenderme más en esta clase de arbitrariedades típicamente españolas, que también se dan en el ámbito de las infraestructuras -¡el corredor Mediterráneo pasa por Madrid!-, de fiscalidad e impuestos -los barridos fiscales se concentran mayoritariamente en Catalunya, con independencia del fraude detectado-, o cultura -el pago de impuestos con obras de arte siempre se destinan a museos de Madrid-..... ¡No quiero hacerme más mala sangre, porque estoy harto!.

"Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor". "Que se consiga el efecto sin que se note el cuidado". Estas dos frases son definidoras de carácter de los prohombres castellanos que mandan y manejan el cotarro del estado, hoy y siempre. Los trileros que hoy gobiernan España son personajes sin escrúpulos ni ética. Absolutamente corrompidos política, intelectual y/o económicamente. Cuando pintan bastos utilizan la traición y las triquiñuelas para defenderse de aquello que consideran que les amenaza. Ayer una puñalada en la espalda, hoy un compromiso incumplido o un trompazo con la constitución en las costillas y la cabeza de los disidentes. Antes ponían o quitaban reyes, ahora ponen y sacan leyes, sentencias o se inventan imputaciones contra los adversarios -para ellos enemigos- tanto como quieren y pueden en defensa de su hacienda, sin reparo alguno. En lugar de conseguir el efecto sin que se note el cuidado, ahora no les importa ni poco ni mucho que se note el cuidado aunque no se consiga el efecto. La cuestión es que el efecto no lo consigan los adversarios, sin importar el precio que puedan tener que pagar para conseguir sus propósitos.

Son ya demasiados años que Catalunya aguanta a caballeros como Bertrand Du Guesclin y José Rodrigo y Villalpando. Y si mucho me apurais, Trastámaras, Conde-Duque de Olivares o Borbones, antiguos o modernos. Demasiados siglos sufriendo trampas, traiciones, deslealtades, cinismo e hipocresía de los hidalgos de turno. Hemos soportado tantos derechos de conquista y sagradas unidades de la patria que ya hemos agotado nuestra paciencia. Estamos cansados y hastiados y queremos liberarnos de imposiciones, de faltas de libertades y de carencias y debilidades democráticas. Queremos la independencia para intentar vivir como catalanes aquello que hasta ahora nos han obligado a vivir como castellanos.... ¡Porque no lo somos!. ¡Somos catalanes!.

El uno de octubre tenemos la oportunidad de hacer realidad nuestros anhelos. Si acudimos a votar en masa y lo hacemos a favor del SI, a favor de la independencia, sólo entonces podremos encarar el futuro con renovadas esperanzas y librarnos del pesado fardo que hasta ahora hemos tenido que aguantar por culpa de unos hidalgos que jamás dejarán de serlo, porque les gusta ser así.

Así pués liberémonos de una puñetera vez de tantas traiciones, cinismo e hipocresía.