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dijous, 20 d’agost del 2015

"EL HOMBRE BLANCO JAMÁS DICE LA VERDAD".

Las próximas elecciones al Parlamento de Catalunya serán inequívocamente plebiscitarias. El 27 de septiembre todos, absolutamente todos los que vayamos a votar lo haremos en función de nuestras convicciones a favor o contra la independencia. El carácter de referéndum vendrá dado precisamente por esta voluntad ciudadana, pero también por la actitud de aquellos que niegan que ello sea así. Su oposición refuerza esta condición de plebiscito..... Recordemos que en la historia del Estado no resulta nada extraño que unas elecciones -por ejemplo, municipales- se conviertan en un plebiscito. Ya ocurrió el año 31 del siglo pasado, cuando se abrieron los colegios electorales siendo una monarquía y se cerraron republicanos. Pues ahora lo mismo: iremos a votar siendo una comunidad autónoma del Estado español y muy probablemente acabaremos la jornada disparados hacia la independencia de la nación catalana....

Podremos escoger entre las diferentes formaciones políticas que defiendan opciones tan dispares como son continuar siendo una entre diecisiete comunidades autónomas o un estado libre e independiente. Nos ofrecerán el centralismo actual -la recentralización siglo XXI-, el federalismo a la madrileña de Miquel Iceta, o la utopía confederal de Duran y Herrera, con distintas graduaciones, simetrías, asimetrías o singularidades, reconocidas o no. ¡Todo vale para engatusarnos!. Prometerán modificar más o menos la Constitución, en función de los deseos partidistas o de la opinión de los líderes que lo propongan... ¡o no!, al margen de la voluntad popular.... ¡naturalmente!. A pesar de todo, la auténtica lucha se entablará entre dependencia o independencia. Entre seguir atados a España por siempre jamás o desatarnos de un Estado enfermo de corrupción, genéticamente centralista e históricamente soberbio, como resulta ser el español de Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias o Albert Rivera. La elección será entre liberarnos de unas instituciones onerosas, anticuadas, corrompidas, hostiles a la diferencia -¡a Catalunya!-, monolingües, autoritarias y débiles en los principios democráticos, o escoger unas estructuras nuevas y modernas, ligeras de burocracia, cercanas a los ciudadanos y plenamente democráticas. Habremos de elegir entre la resignación, el fatalismo y la imposición avasalladora, o la ilusión, la esperanza y la prosperidad que podríamos conseguir con la independencia.

Al fin y al cabo, ya sabemos lo que nos espera caso de ganar la opción unionista. Ser maltratados como si fuéramos una tribu de indios -¡pieles rojas de las Grandes Llanuras!-, desposeída de respeto, discriminada por cuestiones de identidad, de lengua y cultura diferentes, fiscalmente ahogada y expoliada -¡en nombre de una falsa solidaridad!- y asediados por una justicia notablemente injusta, como siempre ha pasado a cualquier otra colonia que históricamente haya sido sojuzgada bajo la bota de un imperio. En definitiva, con los indígenas aplastados con constituciones, leyes, jueces, policías, burócratas y políticos ajenos al territorio y sus gentes, entrenados para dominar, imponer, desoír, y avasallar como suelen hacer todas las metrópolis con sus posesiones más preciadas. Todo ello después de seducirnos con argumentos repletos de mentiras, manipulaciones, miedos e insultos para que nos resignemos al mandato de Castilla.... Como diría un sioux, un apache o un cheyenne, "el hombre blanco no habla con la verdad", lo qué para un catalán equivale a que Madrit siempre nos ha engañado.

Pero si gana la independencia, todo puede ser diferente. Se acabarán las mentiras y los insultos indiscriminados. Sabemos que nada resultará fácil, pero a la vez todo podrá ser posible. Solo dependerá de las decisiones adoptadas por nosotros, tomadas libremente, según nuestros propios intereses y de acuerdo con nuestra personalidad nacional. Podremos construir unas instituciones verdaderamente democráticas, modernas, nuevas y eficientes. Podremos aprobar nuestras leyes, impartir más y mejor Justicia -¡auténtica!- y nombrar jueces libres de servidumbres políticas y de clase. Nuestras empresas tendrán el apoyo adecuado de la administración para continuar expandiéndose y comerciando por todo el Mundo, sin más restricciones que las propias capacidades. Podremos hacer leyes justas y equilibradas para proteger a los trabajadores de los abusos de los malos empresarios, a los desfavorecidos por la sociedad y a los más débiles, ya sean ancianos o niños. Tendremos recursos suficientes para mejorar las pensiones, la dependencia, para protección del desempleado, para combatir la pobreza, para invertir en sanidad, educación y cultura de acuerdo con nuestras verdaderas posibilidades económicas y riqueza generada. Aprobaremos las inversiones necesarias en infraestructuras de acuerdo con criterios económicos por encima de los electorales.... ¡Repito!. ¡Nada será fácil pero todo podrá ser posible!.

La dependencia ya sabemos que significa: más de lo mismo. Por contra, la independencia significa ilusión, esperanza y una intensa búsqueda de la inalcanzable felicidad. Yo quiero estar más cerca de la verdadera felicidad, siempre huidiza, que no del fatalismo que impera con el actual Estado....!. Las desgracias, contra más lejos, ¡mejor!.








dissabte, 15 d’agost del 2015

¡EL 27 DE SEPTIEMBRE QUEREMOS GANAR!.

Hasta ahora los soberanistas nos hemos ido informando sobre las virtudes y bendiciones que comportará la independencia para nuestro país. Así, hemos descubierto las ventajas que obtendrá la Generalitat en materia financiera, lo que permitirá eliminar el insoportable expolio fiscal que sufrimos; somos conscientes del potencial desarrollo económico y comercial de nuestras empresas en la nueva situación política y social; podremos reparar las injusticias laborales, salariales, legales y en el bienestar social causadas por la políticas implementadas e impuestas desde Madrit y Bruselas; acabaremos con los recortes en sanidad, educación y cultura dictados por el gobierno de España; o podremos eliminar la discriminación de las inversiones en infraestructuras y vencer el acoso judicial, mediático y policial ejercido contra políticos, entidades y ciudadanos catalanes y contra la lengua catalana, por cuestiones meramente políticas......Definitivamente, los beneficios que comportará la independencia resolverán la actual situación de callejón sin salida que venimos padeciendo, de forma verdaderamente positiva y alentadora, lo cual nos permitirá vislumbrar el porvenir con renovadas esperanzas e ilusiones, tanto a nivel individual como colectivo.

Hasta aquí, las bendiciones. Sabemos que nada resultará fácil. Conocemos las dificultades que surgirán en nuestro camino hacia la auténtica libertad y plena soberanía. También es cierto que confiamos ciegamente en las propias fuerzas, en nuestros conocimientos y recursos, para poder superar todas las dificultades que pongan ante nosotros -¡de forma más o menos torpe y malintencionada!- los enemigos del proceso.... Pero, ¿somos plenamente conscientes de lo que puede pasar si el 27 de septiembre el independentismo no gana con suficiente claridad?. ¿Qué pasará si perdemos?.

No pretendo utilizar el argumento del miedo para ensalzar el secesionismo, como a menudo hacen los unionistas -¡a todas horas y en todo momento!- con la única intención de cargarse el independentismo. Solo pretendo advertir del desastre que resultaría si todo ello no saliera como la mayoría de nosotros queremos. Tenemos muchos ejemplos palmarios los cuales nos pueden ilustrar fehacientemente de como reaccionaría el unionismo institucional español, ante una supuesta victoria de sus tesis. Recordemos que la venganza es consustancial a la idiosincrasia española. Solo cabe observar el comportamiento que muestran hacia los presos vascos y sus familias. Para muchos españoles, el terrorismo vasco continua bien vivo.... O eso les hacen creer.

Hasta el momento, en materia de lengua y cultura se han limitado a denunciar la lengua catalana ante la justicia castellana, la cual se ha esmerado en dar la razón sistemáticamente a los castellano parlantes. Dado que las denuncias han sido escasas, la incidencia sobre la condición del catalán como lengua vehicular en la escuela, ha sido muy limitada..... aunque también muy lacerante. Pero no podemos olvidar la persecución política, legislativa y administrativa que padece el idioma catalán en las Islas Baleares, en el País Valenciano y en la Franja de Ponent aragonesa. Son precisamente estos territorios de lengua catalana los que han sido objeto de la ira, auténtica fobia anticatalana, más encarnizada desatada por el Estado español. Se ha producido un auténtico intento de genocidio lingüístico y cultural, como a menudo ha hecho Castilla con aquellos territorios conquistados por la fuerza. Por lo demás, nos hemos acostumbrado a que el gobierno de España sea tan cicatero en aportaciones y consideraciones de todo tipo hacia la cultura catalana que ya no resulta relevante su reiterado menosprecio. Pero si el 27 de septiembre perdemos, todo este comportamiento contrario se multiplicará por mil. ¡La ley Wert será peccata minuta!. Los jueces y fiscales no necesitaran excusas legales para sentenciar a diestro y siniestro contra el catalán negando incluso la condición de lengua propia en la enseñanza, en los espectáculos, en la tele y la radio, en la prensa..... ¡en todos lados!. El avasallamiento del castellano se tornará insoportable y las señas de identidad españolas -¡castellanas!- serán impuestas a sangre y fuego.

En economía y finanzas las cosas aun pueden ir peor. Harán lo imposible para que las mejores empresas catalanas se deslocalicen hacia España.ofreciendo ventajas fiscales, prometiendo inversiones, mano de obra barata y mil caramelos más, si acaban de dar el paso.... Ya ahora la comunidad de Madrit, o la leal Navarra, ofrecen desgravaciones y exacciones fiscales suficientemente jugosas para impulsar la deserción de empresas y grandes fortunas catalanas hacia sus comunidades, ya que Catalunya no puede rebajar impuestos a los niveles españoles por la falta de recursos que sustraen año tras año en nombre de una falsa solidaridad. Incluso el gobierno estatal ha aprobado recientemente una ley que permitirá que los consejos de administración -¡los presidentes!- puedan imponer a las juntas generales de las empresas el cambio de domicilio social y fiscal ipso facto, por razones subjetivas -por tanto, por razones sencillamente políticas-. Respecto a las inversiones en infraestructuras, ya ahora ni siquiera se cumple el mandato del aniquilado pero aún vigente Estatuto de autonomía, el cual obliga a invertir de acuerdo con el peso especifico de la economía catalana, respecto el total del Estado -el 20%, mientras se invierte realmente un 10-12%-, ni tampoco se cumple la ejecución de todas las inversiones previstas en los presupuestos generales del Estado. El grado de cumplimiento es tan bajo, nunca superior al 75% presupuestado, que uno de cada cuatro años las inversiones ejecutadas resultan gratis, ¡aunque ni siquiera este cuarto año se ejecuten totalmente!. Ni aún así ello facilita la construcción del Corredor Mediterráneo, mientras continúan especulando con la construcción del Corredor central, priorizando las inversiones en el mismo..... Como se puede ver, no se invierte lo que toca y cuando toca por ley y por tanto no se cumplen las leyes aprobadas por el Parlamento Español.... A pesar de lo cual se permiten exigir que la Generalitat sea leal y cumpla estas mismas leyes que ellos se saltan tan alegremente. ¡Pués bien!. Imaginemos lo que podrían hacer si ganaran.... ¡Sería una verdadera pesadilla!.

Si el independentismo no tiene éxito el próximo 27 de septiembre corremos el riesgo de ser aplastados por el Estado español. A nivel político nos aniquilaran. A nivel económico y financiero nos arruinarán. A nivel social nos dividirán. A nivel cultural y lingüístico nos querrán españolizar hasta la consunción de la identidad catalana..... ¡Como históricamente siempre han intentado hacer!. La sociedad catalana será conquistada y sometida para la causa castellana. Y Catalunya pasará a ser una mera región de España, sin voz ni alma propia suficientes para sobrevivir con dignidad. Pasaríamos a vivir del technicolor al blanco y negro. Catalunya no será libre.... ¡si todo ello acabara sucediendo!.

Todo esto es lo que nos jugamos el próximo 27 de septiembre. Nosotros, los ciudadanos, otorgamos el carácter plebiscitario a estas elecciones. Y solo de nosotros dependerá que los reiterados no de Mariano Rajoy y de España se conviertan en la negación o afirmación de Catalunya como nación libre y soberana. ¡Yo no quiero la negación!.  Lucharé incansablemente para que esto no suceda nunca. Quiero transformar estos no españoles en un rotundo si a Catalunya. ¡Si a la independencia....!. Porque no tenemos alternativa. El presidente Mas ha firmado el decreto de disolución del parlamento y convoca elecciones para el 27 de septiembre. Serán las más trascendentales que jamás se hayan celebrado en Catalunya. ¡Y nosotros las queremos ganar!.